No regresarás
Mi clamor, un pulso inútil, te nombra.
Y si acaso, si el umbral cediera,
mi mismo clamor, el que te implora,
te negaría.
De tu carne mortal,
ahora distante
arranco el espectro,
mismísima urdimbre
de tu forma una vez mortal.
Él mira con tus ojos,
acaricia con tus manos,
pero ya no es tuyo.
Es mío.
Totalmente.
Lo aprisiono dentro de la intimidad
sofocante de mi propia alcoba.
Le doy mi sed, mi hastío, mi desvelo,
y bebe de la copa de mi sombra.
Le hablo con palabras que te hirieron,
y ríe con la risa que te asombra.
Lo visto con el luto de tus horas,
lo calzo con el eco de tus pasos.
Y así, te desdibujo, te devoro,
en este amor sin fin, que hago pedazos.
Quebrada estoy, mas fuerte en mi delirio,
dueña de nada y de tu espectro, todo.
Así te guardo, lejos del martirio
de ser ya tú, y no ser de ningún modo.
m.c.d.r