Verano, hierves mi pulso.
Sin embargo, te recibo cada año.
Un abrazo entre nosotros
es conocer la calidez.
Tu eterno sol despertando mi rostro
ilumina mis sombras y recupera mi sensatez.
Tu obsequio es mi llama, mi fuerza ante tus largos días.
Te ocultas tarde y puedo apreciar tus maravillas.
Te ocultas tarde, y puedo sentir en mi sangre tu ardiente despertar.
Al abrir tus ojos, y al cerrar los míos en tu descanso,
breve descanso para luego tus bellas playas desear.
La arena en la piel, y mis pies descalzos, el consuelo de tu mar.
Verano, eres el intento para volver a abrir
La ventana con vista a una celebración.
Verano, eres el poema a escribir,
una historia de revelación que en mis letras no deja de existir.