Basado en las ideas, reflexiones y experiencias del libro \"Summa Daemoniaca\" del Pbro. José Antonio Fortea Cucurul.
¡Crueles son los hombres, antes que los demonios!
Ellos duermen y cazan,
pero es el hombre quien, a voluntad, los invoca.
Las contorciones y voces graves adornan a la posesa,
lacónicos, burlones y mudos lanzan alaridos.
Aquellos bellos ojos verdes se tornan blancos,
mientras prefiere blasfemias y llantos la bífida lengua..
Comienza el ritual,
¡Qué haces aquí y cuánto tiempo estarás?
- Me han invocado y no saldré jamás-.
Se necesita el manual, ceniza, agua y sal.
En el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, ¿cuándo te irás?
- Dentro de un año, ya que merme su salud mental-.
En el Nombre de la Santísima Trinidad, ¿cómo has entrado?
- El exesposo de ella me ha invocado a través de un pacto infernal-.
Se procede a preparar las especies.
En el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, ¿Cuál es tu nombre?
- Legión-.
Legión, en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, de la Santa Madre Iglesia;
de todo lo sagrado y todos los santos; por la cruz de Nuestro Señor -que es tu derrota y humillación-
a quien toda rodilla se dobla: en los cielos, en la tierra y en los abismos;
deja ese cuerpo en paz y regresa al Infierno con Satanás.
Entre hórridos gritos y golpes,
súbitamente, el demonio abandona a la exconsorte.
Todos quedaron pasmados,
ante lo que ese día presenciaron.
Tranquilamente, el exorcista guarda su cruz,
señal de victoria que dio al alma luz.
La serenidad y fe son necesarias,
cuando se enfrenta uno al que engaña.