Juan Yepes se escapó de la cárcel de la iglesia,
el badajo de la campana se mueve tan rápido que esta en todas partes,
se bifurca, se mueve en cruz,
en medio de la x, el badajo explota,
un ojo que siembra miradas liquidas, amargas y dulces, sabrosa y ricas.
Hay resortes en todas partes,
pero la pintura se seca inatrapable,
se desvanece lo que se integra,
no hay espacio para las hojas,
a menos que nos manchemos las botas.