José Ángel Pineda

Sin rostro

He perdido los gestos,
me he quedado sin rostro,
como sombra sin luna
en la orilla del ser.

Las ganas de vivir
se me escapan despacio,
como un suspiro
en la garganta del viento.

¿Será porque es de noche?
¿Será porque es de tarde,
y el cielo no me habla
ni la tierra me nombra?

Me encuentro lejano
de mi propio existir,
castigado de mí,
por mí, sin mí,
como un eco que no regresa.

Aunque llovieran
las lágrimas más hondas,
no brotan las flores
que una vez soñé.

¿Dónde está el pie de la vida
que me sostuvo el alma?
¿Dónde los pétalos dulces
que inventaban el alba?

Pero aún pienso en las flores
como única aurora,
en el final sagrado
de aquel sello perdido,
que en el alma firmé
cuando aún, yo,  creía el mundo que inventé.