En los sueños todos somos extranjeros,
el simulador con el mismo rostro,
se fue volando entre los astros,
dejando su rastro de arena el onírico viajero.
Y regresaba y regresaba,
como la lluvia de verano,
con esos brillos incandescentes,
en un frío pasajero…
El sueño del impostor es uno recurrente,
aunque ayer fuese valiente,
cosa que ni él esperaba,
pero que tampoco lo ha puesto a mano…
el impostor siempre es el mensajero,
de sus intermitencias inclementes.