Mateo Jesus

No me cegó

Tu aspecto es hermoso,

semejante a las estrellas.

Te comparo con las flores,

de aroma suave y tierno aliento.

 

Tu belleza es como luz,

y tu personalidad, deseable.

Tu cuerpo parece esculpido

por la mano de un alfarero,

y tu cabello, delicado.

 

Tu voz es dulce como la miel,

y sabia al hablar.

La melodía de tu voz

calma las aguas de mi interior.

 

Pero tu luz no me cegó,

ni me perdí en tus ojos.

Ciertamente, vana es la gracia

y engañosa la belleza.

 

Esto tengo por cierto:

nunca estaremos juntos,

pues somos opuestos,

como el agua y el aceite.

 

A fe mía, algún día volveremos a encontrarnos,

y te tomaré de la mano,

para nunca soltarte.