Tómate un momento y detén el reloj,
no temas al mundo, ni al paso veloz.
Cierra tus ojos y respira profundo,
que hay bendiciones rondando tu mundo.
Siente el abrazo del Eterno Creador,
que envuelve tu alma de mucho amor.
Deja que su gracia, sagrada y celestial,
descienda en tu ser con calma total.
Camina confiada, sin miedo al destino,
que su luz te guiará por un hermoso camino,
donde tu espíritu en fe se afirmará,
y en cada paso, un milagro brotará.
Laura Meyer