Yo soy el que escribe cuando ya no hay nada,
cuando el alma cae y la luna se torna helada.
Yo soy el que canta con voz de papel,
al amor que hiere, al dolor sin miel.
En cada palabra dejé mi pasado,
mi sangre, mi risa, mi pecho callado,
y aunque nadie entienda lo que sangro aquí,
yo sigo escribiendo… por no morir.
Porque un poeta no ama sin pena,
porque su alma es hoguera y cadena.
Y aunque le duela seguir en la espera,
ama en silencio, sin que lo quiera.
Yo soy el que besa sin tener tu boca,
el que vive atado a una musa loca.
Tú duermes tranquila, y yo en mi rincón
pongo en cada verso mi maldición.
No tengo riquezas, ni paz, ni fortuna,
tan solo esta pluma, y un sol sin luna.
Pero si algún día me nombras por fin,
verás que fui tuyo… desde el principio al fin.
Porque un poeta no olvida en la bruma,
porque su amor se hace verso y espuma.
Y aunque lo rompan, no se doblega,
muere en su letra… pero no niega.