Le di tiempo al tiempo,
la razón al viento,
y juro que a donde miro,
ya no te pienso.
Fuiste un presagio
que destiló de mi cuerpo,
y ahora no eres más
que un nefasto recuerdo.
Si ya no te miro
es porque ya no te quiero,
porque el daño que hiciste
no lo curaron tus besos.