Llámalo coincidencia,
llámalo destino o simple casualidad…
pero aquí estamos de nuevo,
en esta calle desierta donde me devuelves la mirada.
Esa mirada
llena de anhelo,
de frustración contenida,
de todo lo que nunca se dijo.
No creo en las coincidencias.
Pero creo en nosotros.
Creo en lo que fuimos,
en lo que todavía somos.
Y yo, por ti,
estoy completamente loco.