Y sí, no eran ganas de llamarte,
era ese eco triste de pensarte,
un sentimiento raro, sin razón,
que aprieta el alma, parte el corazón.
¿Cómo se llama? No lo sé decir,
solo sé que quisiera hacerlo huir.
Ese que vuelve cuando cae el día,
con la voz rota de la melancolía.
Ah, sí… la nostalgia sin consuelo,
una pena suave que mira al cielo.
Extrañaba a esa niña que un día tuve,
la que reía al sentirte junto a mí.
De tus abrazos, tus besos, tus detalles,
hoy solo quedan recuerdos en los valles.
Extraño eso que ya no vive en ti,
lo que era eterno y murió sin decir.
Aquello que se fue, que no volvió,
lo que cambió, se esfumó y se apagó.
Extraño lo irreal, lo inquebrantable,
eso que creí tan inolvidable.
Lo intangible que tantas veces sentí,
y que ahora duele al no estar aquí.