Nelaery

YO NO SÉ HABLAR DE AMOR

 

 

Me gusta leer poemas de amor, o ver cómo en las películas expresan sus protagonistas, de forma tan bella, sus anhelos, experiencias, promesas, sueños…me parece verlos llenos de alegría y complicidad con sus seres amados.

Y, en ese momento, mientras los veo o los leo, me siento partícipe de esos sentimientos. Me inspiran ternura.

Me recuerdan a mis relaciones amorosas del pasado: ilusión, dudas, emociones enfrentadas, vacilación, sorpresa, complicidad, sensualidad, promesas, proyectos, ensoñación… corriendo el riesgo del desamor que me devolvería a la realidad, donde he caído en repetidas ocasiones y me ha hecho ser más cauta, pero reincidente.

 

Me encanta observar a las familias paseando por el campo, ver cómo disfrutan de unos días de tranquilidad, cómo los padres van absorbiendo junto con sus hijos e hijas la belleza que los rodea, cómo huelen las flores, cómo chapotean en el río, o las parejas cogidas de la mano, sin prisas, con una sonrisa eterna, como aislados en su mundo…

Me emociona ver cómo los animales, en primavera, se preparan para su rito de reproducción, el trino alegre de los pájaros, emitiendo diferentes cantos que se expanden por todos los rincones creando una sinfonía celestial, como un canto de ángeles.

O, los corzos que, con sus estridentes bramidos, llaman a las crías que se han despistado mientras están investigando nuevos horizontes con la curiosidad propia de animales jóvenes.

En el entorno, se nota una mezcla de alegría y vida que nos invita a formar parte de ese pequeño paraíso, porque el amor está presente en todo. Da una sensación de plenitud.

 

Por otra parte, vemos diariamente la antítesis del amor: el odio, el engaño, la venganza, el dominio…

Los vemos en las noticias constantemente:

La violencia de género y sus consecuencias.

El abuso de sustancias que matan el cerebro y cómo afectan a la salud.

Vemos todos los días cómo se destruyen la Naturaleza, el Ecosistema, en pro de la riqueza de los poderosos.

El poder y aniquilación de unas superpotencias sobre los pueblos oprimidos, usando como excusa la religión, tergiversación de ideas y de leyes, supresión de identidades, genocidios, invasiones…

De cómo los poderes políticos adormecen, entretienen y desvían a la humanidad utilizando diferentes medios para evitar que seamos conscientes de sus perversas pretensiones y que despertemos a la realidad.

 

Yo no sé hablar de amor, pero lo SIENTO.

No sé hablar de odio, pero lo NOTO.

 

Nelaery