Yo voy a ser la memoria
de esas horas olvidadas,
mientras observo en silencio
tus ojos que no se apagan.
Seré la voz de tus sueños,
el eco de tus pisadas,
la raíz de lo que fuiste
cuando el tiempo te desarma.
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Si alguna tarde te pierdes
detrás de una nube blanca,
yo seré rama en tu viento,
seré río en tu esperanza.
Aunque no digas mi nombre
y se te escapen las almas,
yo seré abrazo en tu niebla,
tu memoria enamorada.
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Voy a bordarte los días
que en tu mente se deshilan,
y a encenderte las estrellas
que se duermen en tu risa.
Seré tus manos cansadas,
tu guitarra ya sin cuerdas,
y ese sol que se resiste
a apagarse entre las siestas.