Cuanto te quería;
pero tu,
la muy bribona,
me dijiste que no era yo el elegido;
me diste el primer beso,
me dijiste el primer te quiero,
y muchas cosas más,
anticipándote,
y yo bobo de mí,
sorprendido;
ahora,
pasados los años,
hice bien en no aceptarte volver,
corría peligro,
tus impulsos me superaban,
yo era o soy muy cándido,
porque pienso decir o hacer algo,
y otro lo está expresando
o ejecutando,
llego placé;
aunque nunca quise ganar,
no lo consideraba importante;
sin embargo,
es extraño que en lo cotidiano,
otro me adelante,
pues se supone
que se es único,
tal vez,
no sea así.