Te arriendo mis letras muertas
si tú me alquilas las tuyas,
tendrá dos palabras sueltas
la frase que me construyas.
Te muestro todas mis cartas
si tú barajas el mazo;
el comodín que me falta
viene contigo del brazo.
Te buscaré entre la gente
si me das alguna pista
(grabado llevo en mi frente
que no te pierda de vista).
Me beberé la cicuta
de tus besos delirantes
si tu lengua me permuta
bucales por consonantes.
Hazme algún hueco en tu mente,
quiero ponerte a tu altura,
seamos dos indecentes
sin recato ni mesura;
con dos caricias de más,
con cuatro telas de menos,
sin más contrato ni ajuar
que los besos que nos demos.
Y cuando el sol nos declare
la guerra con sus afrentas,
con la luz que nos aclare
le ajustaremos las cuentas.
Cuando el alba nos avise
de que ya llegó la hora,
corregiremos la aurora
con la almohada en sus narices.
Y serás mi desayuno
en mi cama con menú.
Sumaremos uno y uno;
ya te espero, faltas tú.