Al escaparte me dijiste,
que tras la muerte todo será más suave...
e hice por seguirte,
pero fue en balde, pues no me dejaste...
Mas de mi vista huiste,
por un camino que ningún pájaro conoce,
por donde el mar se rompe...
a un lugar que ni se abre, ni se cierra, ni renace...
Te amo, hija del aire,
como a una metáfora que a lo lejos huye,
a lo incomunicable,
tan descarnado de ti...impropiamente...
Allí nada envejece,
ni siquiera la llama disuelve a la nieve,
nadie llora sangre,
más allá de ese límite nadie sufre...