No sé si tú ves, como yo veo, un chiquilín jugando allá a lo lejos.
No hablo de distancias, es del tiempo y buscando los enigmas.
Siempre me he preguntado si él sabría lo que la vida le tenía deparado,
porque es tan duro el existir que se hace muy difícil sin ayuda.
Aquel chiquilín que yo estoy viendo tuvo suerte, porque sus padres
fueron suficiente contención y amoroso amparo mientras se formaba
y fortalecido recibió los golpes en tanto crecía hasta ser hoy hombre.
Y se me ocurrió preguntarte si tú viste así al tuyo,
en la esperanza que haya tenido igual suerte, como tuvo el mío.