DRM

Sin destinatario, se que llegara a ti

Como carta sin destino, iba de mano en mano,
Hasta que llegué a ti, en aquel cálido verano.
Me abriste, y lo que había dentro abrazaste,
Me sentí seguro por la forma en que me miraste.

Sentí que valía la pena ser yo, sin disfraz,
Dejé mi máscara fuera, sentí que me amarías más,
Con defectos de fábrica, con heridas del ayer,
Y entendí que tu locura la sabría comprender.

Porque las cuerdas siempre me habían atado,
Y muchas, sin abrirme, se habían quedado.
Se quedaban con el brillo del papel de envolver,
Pero al opacarse, ya no me querían tener.

Me dejaban a la orilla, como algo sin valor,
Hasta que conocí tu forma de amar sin temor.
Tú exploraste todo en mí, sin juicio ni censura,
Y abriste cada rincón de mi alma más oscura.