Reclinado
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A la sombra de un árbol me reclino;
a mi lado el ayer y el sentimiento,
bajo el cielo y abriéndose al momento,
solo existe un pasado olor a pino.
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El olor de ese amigo repentino,
hendido y erizado por el viento,
sigue firme a pesar del poco asiento
que da un tiempo ligero y peregrino.
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Miro sus viejas ramas, y al instante,
creo volver a ver una presencia
bajo la fresca sombra del gigante.
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Reclinada tambien está la ausencia
y le dice a la vida lo importante
que es saber disfrutar de la existencia.
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Fotografía y poema: Ramón Bonachí.