Embarcados
Cuando el amor se acerca sigiloso
se que viene por mí y no me oculto,
no retrocedo para ser dichoso,
no me hago de rogar, no soy baboso,
ni esquivo el bulto.
Eso sí, me hago el distraído
finjo ser inocente como un loco,
me da por parecer que estoy perdido
y emerjo de las sombras del olvido
poco a poco.
Este es un juego donde los dos sabemos
que nadie va a perder lo que no lleva
y al embarcarnos desechamos remos,
y aunque ignoramos lo que no sabemos,
puede que llueva.
Porque el dolor es otro pasajero
que viaja de grumete en esta nave
y estoy seguro para ser sincero
que no le temo a ese cancerbero
que lo sospecha, pero no lo sabe.