Juan 13:34
¿Cómo amar al violador, al asesino e incluso a los demonios siendo réprobos?
¿Cómo amar a quienes han destruído vidas enteras?
¿Qué tanto podemos permitirnos resentirnos en contra de ellos?
¿Cómo no seguir al odio en sus veredas?
El enojo es una emoción inevitable,
pero la escuela del Espíritu Santo te aconseja.
Tan fácil que es hablar del perdón,
no obstante, cuando a ti te toca, careces de razón.
Y es que estar cerca de Dios ayuda mucho,
sobre todo a las locuciones del Intruso.
Perdonar y no olvidar, dicen algunos;
más Dios te da la misericordia.
Quien en verdad ama, no odia,
quien de verdad ama, olvida y perdona.
Pues las deficiencias de este mundo son el pecado,
más nuestro espíritu, en humildad y obediencia a Dios, será exaltado.
No murmures mientras haces el bien,
sigue a Cristo y busca el edén.
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Te invito a realizar la siguiente dinámica:
1. En un lugar tranquilo, cierra los ojos,
2. recuerda a aquella persona que te hizo mucho daño a conciencia.
3. Imagínala como un/a niño/a pequeña llorando solo/a en la obscuridad;
4. Acércate, cárgalo/a y abrázalo/a, pues siempre hay deficiencias en su desarrollo emocional.
5. Dile: te perdono, para yo estar bien; te perdono porque no supiste que hacer;
te perdono de todo corazón aunque me duela perdonar, para que Dios tenga misericordia de mi alma
y la tenga con la tuya y puedas de Él algún día gozar. Te perdono porque yo no soy perfecto,
te perdono porque Dios te ama y yo no puedo juzgarte; te perdono porque el odio puede condenarme,
te perdono porque quiero de corazón que te sientas en paz y te ames. Te perdono porque al igual que yo
eres un ser humano con muchos defectos, te perdono porque yo también me he equivocado,
te perdono porque a mí me han negado el perdón, te perdono por amor a Nuestro Señor.
6. Imagina la sonrisa de aquel bebé e imagina que se lo entregas a Dios.
Permítete llorar, permítete descubrir la paz del perdón; pues el odio lleva a la soberbia y te aleja de Dios; pensando en venganza te puedes convertir en lo que tanto tu alma repudió. Camina con cuidado siempre de la mano de Nuestro Creador.