Engalanado luce el mes de junio
con amarillos velos nuevamente,
llega radiante, y fiel besa mi frente
cubriéndola de claro plenilunio.
Una vez más se escapa entre mis dedos
cual raudo río que hacia el mar navega
y rebasa su cauce en huida ciega
malgastando el caudal entre los bledos.
Me acerca a la desidia en duermevelas
y agota mi tesón y mi entereza
imponiéndole cruces al destino.
¡Ay Junio, qué dejando vas estelas
de silencioso frío y de aspereza
plantando un año más en mi camino!
25 de Junio (2008)