Propicia el tal para cual
otra reacción en cadena:
tú dándome la de cal
y yo aportando la arena.
Sumidos en tal percal,
nos sobran glorias y penas,
las voces de los demás,
los eslabones y escenas.
Cuando sea el juicio final
repartiremos condenas
de forma proporcional,
incluidas las lunas llenas.
Y ya, para terminar,
te invito a la última cena,
sin más pan para mojar
que la piel en cuarentena.
Sobre la cama, tu cuerpo;
sobre tu cuerpo, la luz;
sobre mi mente, el deseo;
en mi deseo estás tú.
Entre mis dedos, tu pelo;
entre tu pelo, una flor;
en su interior, el más bello
desafío entre tú y yo.