Confirmo errar con frente en alto, y digno,
seguir en ruta, a donde el río tenga
—fractal— ternura, dichas como ofrenda;
forma de fuego de sabiduría.
Erré —es preciso— en no soltar completo
mi corazón; que anhela a ella, mi Tierra.
¡Corazón, sea Gaia tu única ama!
No eres de mí, corazón. ¡Solo de ella!