Se desnuda en su mejilla
un rocío de tristeza
y sus gotas lastimeras
se desprenden cristalinas.
Y el tintero con su tinta,
y la pluma en la libreta,
dibujando va un poema
del dolor que la aniquila.
Madre santa, Madre pura,
has perdido ya tres hijos
a la sombra de la luna
que se esconde tras los pinos
y la turbia y densa bruma
con maldades y prejuicios...