Todos somos imperfectos,
mas, podemos mejorar;
y podemos retornar
a ser, otra vez, selectos;
volvernos los predilectos
por nuestra forma de amar,
por saber seleccionar
la senda de lo perfecto;
buscar la sabiduría,
auténtico desapego
del reino de la mentira;
aceptar con alegría
que si con pasión me entrego:
seré polvo que suspira...