LA CASA DE LA DIFUNTA
La difunta tenía distribuida la casa
de tal forma, que, en el patio trasero,
criaba gallinas,
y un gallo, y algunos tiestos con plantas
y flores de temporada, y, en la parte delantera,
una senda de losetas de color claro
lucía sobre un prado breve pero jugoso
y una valla pequeña que lindaba
con la acera y la calle importante.
De tal forma que la fallecida
podía permitirse el lujo de pasar
de un espacio abierto al otro
en cuestión de segundos y sin tener
que abandonar su propiedad.
Gaspar Jover Polo