Hay sangre en las baldosas,
es mediodía y se escucha
al lobo que muerde
la balada destinada
a mi corazón.
Hasta la semilla
he chupado
la oliva de sus ojos,
su sexo oscuro
astilla mi hueso.
Mi saliva en la niebla
limpia a la niña
de rodillas rapadas
calle arriba,
calle abajo
en la carriola
en la única calle
de la colina
cabizbaja escucho
mi arritmia bajo la lluvia,
cae una gota de sangre
en la comisura del labio.
La noche ha despertado.
del poemario Zupia, disponible en AMAZON