Pero, cariño mío, ya no quiero vivir
persiguiendo a alguien con otro porvenir.
Mi destino es corto, sin fe ni consuelo,
lleno de nostalgia, sin un solo anhelo.
En ti solo quedan sombras del ayer,
recuerdos lejanos de mi gran querer.
Soñaba con tocar tu alma, tu ser…
y ahora sin ti, comienzo a desaparecer.
Fuiste tú quien apretó el gatillo,
y la bala cruzó mi pecho sencillo.
Tan rápido olvidaste lo que fui…
y yo, perdida, sin saber qué hacer sin ti.
¿Qué haré, si ya no puedo ver
la luz de tus ojos al amanecer?