Vasca

Manual para llorar con elegancia

Se atrincheró la luz tras la cortina,
el día se disfrazó de contrabando,
un trueno se fumó, solo, llorando,
la risa que dejaste en una esquina.

Hay copas que se rompen sin rutina,
silencios que me nombran sin nombrarlo,
la luna va cojeando y va silbando
un canto sin timón y sin vitrina.

Tu sombra da conciertos en la bruma,
la noche huele a tango en calavera,
y un duende afónico dicta tu espuma.

Brindamos por la suerte y su manera:
te fuiste en un relámpago de bruma
con la elegancia absurda de una espera.