Quiero un amor de volcán sin medida,
que arda en mis grietas y no las repare,
que no tema beber mi sangre, mi vida,
y nunca pretenda tallarme o pararme.
Ansío un querer como un torbellino,
que sople mis ruinas sin compasión,
que bese mi abismo, no mi destino,
y ame sin pactos ni redención.
No quiero el aplomo de la cordura,
ni labios que finjan un bien fingido,
yo quiero locura, rabia, ternura,
yo quiero un abrazo que me haya entendido.
Que venga sin códigos ni mortajas,
sin moldes de santos ni pan bendito,
que sienta mis penas como navajas
y me ame en lo roto, lo sucio, lo escrito.
Si he de arder de nuevo, que sea en fuego
de amor que no intente curarme el alma,
que dance conmigo sin ruego,
que no me devuelva ni fe ni calma.
Quiero a quien me tome sin rediseño,
que en vez de cambiarme me alce el empeño,
que abrace mi sombra, me dé su leño
y sea en mi noche fulgor y sueño.
Y si ha de matarme, que sea besando,
que rompa mi pecho con beso y risa,
que tome mi pulso mientras voy sangrando
y en su boca muera... pero sin prisa.