Trastornado MC

Nuestra segunda cita

Apenas unas horas nos separan de nuestro segundo encuentro y la expectativa de volver a verla me arrebata el sueño.

Pese a los treinta años transcurridos desde el día en que la conocí, aún permanecen clavados en mi memoria su perfume ajazminado, su piel cobriza o el embrujo de su verde mirada. En aquel momento yo era un adolescente con un océano de desvaríos por descubrir. Aturdido por sus encantos, me cogió de la mano antes de pedirme que me dejase llevar. A través de laberínticos jardines regados por fuentes de agua luminosa, me condujo hasta su alcoba. Una vez allí, me desnudó el alma, me susurró unos versos al oído y, sin yo esperarlo ni ella pretenderlo, terminó desvirgándome la cordura. A día de hoy sigo dando tumbos entre el desasosiego y la desesperación por volver a verla.

La espera ha sido larga, descorazonadora y amarga, pero al fin ha llegado el momento. Como aquella vez, la encontraré recostada sobre la colina del desvelo, llevará puesto uno de sus vestidos estampados de flores y la luz luchará contra el sonido por alcanzar en primer lugar sus sentidos. Como nuestra vez primera, tras el sol y la luna, el cielo la seguirá reclamando como su tercera maravilla.