¿Cómo te explico, amor, que dejaste en mi cielo
una niebla espesa que no deja ver el vuelo?
Me hiciste dudar si mi luz era estrella
o solo reflejo en un charco sin huella.
Ya no me siento jardín en primavera,
me marchitan los días, me pesa la espera.
¿Será que mi canto no vibra en tu oído?
¿O soy solo eco de lo no escogido?
Te amo con la furia del mar en tormenta,
pero tú me devuelves ceniza y venta.
Dime, ¿hay algún bálsamo en esta locura,
que cure mi pecho de tanta amargura?