Por no hacer con tu sombra un solitario
me distraigo arrancándole las hojas
que quedaron en blanco al calendario
y así esquivo las iras que le arrojas.
Como sé lo difícil que resulta
profanarle su tumba al olvido,
amortajo al recuerdo que sepulta
colocando en su adiós punto y seguido.
Ni sometes mi boca al tercer grado
ni respondo a tu ardor con entusiasmo:
las respuestas ya miran a otro lado.
Las verdades no engañan con sarcasmo
si tus ojos preguntan demasiado.
Tu memoria ya solo es un pleonasmo.