Caminando la senda del olvido,
cansado y triste, como un alma en pena,
recordaba con llanto lo vivido,
maldecía con fuerza mi condena.
¿Qué fue de aquel hombre que soñaba?
¿Por qué lanzó sus sueños al olvido?
¿Fue la vida esquiva cuando la besaba?
¿Fue por Dios castigado y maldecido?
Pocas fueron las noches de delicia,
extensas las de amargo sufrimiento.
Días enteros llenos de codicia,
fueron pocos aquellos sin lamento.
Sin embargo, al final de mi destino,
logro ver la luz de un ser supremo.
Quizá estoy soñando y lo alucino,
quizá es Lucifer, y por ello temo.
Solo queda aceptar mi negra suerte,
atrás queda este mundo decadente.
Mientras duermo en brazos de la muerte,
espero el calor de un infierno ardiente.