Fui óleo en tus paredes sin pincel,
rosa abierta en un jardín de sal,
me corté los pétalos por tu papel,
y aún así no supiste mirar el mural.
Fui vitral ardiendo en la penumbra,
tulipán que gritaba sin voz,
di mis colores como si no se pudran,
y los dejaste caer sin feroz.
Mis besos fueron arte barroco en tu frente,
perfume eterno que nunca olía a fin,
quise tatuarme en tu alma ausente,
pero tu alma no era lienzo, era ruin.
Hoy cierro la galería en silencio fiel,
ya no florezco por quien no riega flor,
soy campo salvaje, sin pincel,
y esta vez, yo soy la obra y el autor.