Aleranra

Que venga el amor

Es mi poesía concha de nácar,
almeja de un mar salado e infinito.
A veces terrestre, o de pacto oceánico.
Así es mi poesía,
como Bucéfalo en Alejandría,
rebelde hasta de las sombras.

Es mi poesía daga o flecha en llamas,
pasión inagotable,
ardiendo de altivez y deseo.
Glotonería, desfachatez, lujuria.
Todo eso lo lleva mi poesía.

Ella reposa en la mesa de mi casa,
rebosa en los platos con alevosía,
con palabras turbias y arrogantes.
Mi alma negra de gato callejero.
No hay Dios ni santo.
Solo el peso de la poesía,
constructo de amargura y reproches.

Nada me queda más que el odio en versos.
Conjúrame, oh poeta, tu don,
trae a la vida a este ser harapiento de soledad.
Que resuene la algarabía en mi verso libre,
que canten los pueblos mi canción,
y me vuelva pronto yo a enamorar