En un mundo que se balancea
Entre un rutinario cambio permanente
Apenas somos consciente
De aquello y quienes nos rodean
Se nos va la vida ocupados en hacer cosas
Olvidando con frecuencia el placer de sentir
Dejando la vida entre terciopelo y espinas de rosas
Ocultando la verdad con el arte de fingir
Pero, cada cierto tiempo, la vida
Nos obliga a ver lo único cierto.
Nuestro mañana es incierto
Y un día; o noche, llegará nuestra partida.
Ya no podremos cuidar a quienes queremos.
Aflorarán algunas lágrimas, les inundará la pena
Y aunque no lo veremos, ellos cosecharán lo que ayer sembramos.
El cariño y abrazo de nuestros amigos, será su herencia.
¿Quién de nosotros rechazaría un gesto de cariño?
¿Quién, jamás lo ha necesitado?
Puede parecer demasiado idealista,
Pero el tiempo y afecto, es el regalo que todos podemos dar.
Aquella sonrisa, el minuto de silencio,
El hombro y oído que prestamos,
Aquel servicio o regalo que entregamos;
Y que nos hizo sentir satisfechos y el corazón tranquilo,
serán consechados por quienes lloren nuestra partida.