Pelé un melón
de la emoción,
con el cuchillo
de mi ilusión.
Puse pasión
y confusión,
¡y el aguacate
rompió mi don!
Te eché fresas
con devoción,
pero tus quejas
eran limón.
Yo, con cerezas
en mi rincón,
tú las dejaste
sin compasión.
Batí plátano
y mi temblor,
como un cráneo
de licuador.
Mas tu descaro
fue triturador,
¡hiciste zumo
de mi candor!
Y aquí el postre:
piña y dolor,
con uvas negras
del desamor.
Sirvo en bandeja
mi corazón…
¡Tómalo frío,
con tu rencor!