Roberto D. Yoro

NO GOLPEES AL MURCIÉLAGO

NO GOLPEES AL MURCIÉLAGO

 

No hace nido en tu tejado,

ni destruye la cosecha,

no te ladra en la vereda,

ni se mete en tu despensa.

No te espía por la noche,

ni murmura a tus espaldas,

vuela libre, silencioso,

como sombra que no daña.

 

No te pide pan ni abrigo,

no derrama ni una queja,

no hace trampa ni alboroto,

no hace daño... y tú lo alejas.

¿Por qué entonces el desprecio,

la violencia o la piedra?

¿Sólo porque no lo entiendes

y su vuelo te inquieta?

 

No lo mates, por favor,

pues él cumple su tarea:

come insectos por millares

que nos llenan de tristeza,

poliniza con sus alas

cuando nadie lo contempla,

lleva vida en su pequeño

cuerpo negro que despega.

 

Tiene un rol en la cadena,

es un eslabón que sujeta

el equilibrio invisible

de esta Tierra que nos presta.

Y si cae... todo se cae:

la cosecha, la cosecha...

 

¡Dale un árbol, una cueva!

¡Un rincón que lo proteja!

Haz de tu miedo conciencia,

de tu ignorancia, respuesta.

No lo golpees, no lo mates,

abre el alma y la conciencia,

que el murciélago en la noche

lleva luz en su presencia.

 

Roberto D. Yoro