Otra vez aquí…
ya como de costumbre,
al final de un episodio más,
arrastrado por la rutina,
siempre finalizo en igual incertidumbre.
No sé si vengo cansado,
tal vez agobiado e impotente de seguir así,
como perdido en la apatía de esta interminable aflicción.
Se me ha hecho habito venir hasta aquí…cada noche,
a irrumpir en el pasado,
no sé si ya sea cansino,
quizá estoy bregando en lo mismo,
pero me resulta inevitable…
eludir este sentimiento indefinible.
Sería razonable no seguir insistiendo en lo poco probable…
y de una vez por todas…
prohibirle al corazón…continuar latiendo con tanta pasión.
Me miro al espejo de cuerpo entero,
y puedo notar en mi semblante…
un decolorado porvenir,
y es precisamente lo que quisiera evitar.
Que misterioso resulta…agarrar por cualquier sendero…
cuando no se sabe a dónde ir,
pero debo confesar que tengo la necesidad,
la incontenible ansiedad de expresar todo mi sentir.
Quisiera que acabare ya…pero no se contiene,
eres más frecuente que el sol cada mañana,
más insistente que los días nublados de abril…
acompañados de tormenta,
o como una ráfaga de viento en septiembre…
que alborota todo mi orden y serenidad,
impetuosa, eres irrepetible…
inolvidable eres …y entonces,
ese parece ser mi problema mayor.