Anclado voy, animal que suda tierra,
labrando el surco que otros sembrarán.
Mastico el fruto que nadie recoge,
mi voz es barro que el tiempo secará.
No es arte la mella que no lastima,
ni es piedra pulida que finge verdad.
Prefiero el lodo que nadie codicia,
los dientes rotos que saben degustar.
¿De qué sirve el camino sin recuerdo?
¿De qué el alimento si no ha de sangrar?
Lo que otros tragan sin siquiera mirar,
saber cocinar con hambre animal.
Si el filón es fiel, más late en mi umbral.
Si el duelo sana, yo suelto \"llianza\".
Mi calma es un hacha afilando el día,
mi sombra un ∞cho que niega el final.
No quiero el canto que nace del vuelo,
sino el gruñido que surge al andar.
Mis versos tienen costras de taller,
cicatrices de un pobre sin cantar.