Evergreen Ng

PirĂ³mano de amor.

Él fue una brisa de verano en mi reducido invierno. Una gota de agua en mi delicado desierto. Un amante de lo prohibido para los responsables más directos. Un calor que congela y mata como el fuego.

Una oleada de sangre llena las arterias con cada latido cardíaco. Una ráfaga de fulgor quema los bosques con cada paso que doy. Una gota de lluvia inunda los pasillos del laberinto de mi mente con cada descubrimiento que cierra los regadíos en mis ojos. No escribo para impresionar, escribo para retratar mi arrepentimiento.

Esta daga en mi mano quiere hablar, quiere invocar a la muerte y maldecir el vestigio de una pasión foránea en mis reglas más estrictas. Mi primer bala fue mi ingenuidad, su segundo dedo el orquestador de la muerte que enfrento hoy en vida.

Porque él fue el enigma en las respuestas más claras. Una alianza perforada con batallas. El sol en la oscuridad y la penumbra en la ceguera, como felicidad inducida y muerte certera. Como un regreso al anochecer con desaparición matutina. Amor ardiente e indiferencia letal, como rebeldía seductora y deseo infernal.

No escribo para impresionar, escribo para no olvidarme de su traición. Porque me hizo tener hambre para después darme de comer de su mano. Porque me hizo tener sed para luego secar mi oasis, y porque me dio alas para después dejarme caer. Regaló promesas como si tuviera con que pagar, y calló ante los estruendos de mis lágrimas al rodar.

Tú, pirómano de amor. Sepulturero de sueños. No escribo para impresionarte, escribo para evidenciarte. Hoy, mi lengua se vuelve maldita y mi corazón se transforma en hechicero.