Salva Carrion

Bajo el laurel, van dos almas calladas

 

 

Bajo el laurel, van dos almas calladas,

juran su amor en las noches perladas.

Desde su alto trono, la luna atenta,

con manto de marfil, su idilio alienta.

 

Las hojas perfuman las melodías,

testigos mudas de sus rebeldías.

De aleluyas flotan auras de anhelo,

promesas puras que suben al cielo.

 

En la corteza su amor han grabado

con el fuego santo de su pecado,

dos corazones que laten unidos.

 

Sus manos enlazan agradecidos.

Al alborear de la hora temprana

con alegría tañe la campana.