Franjablanca

Anclando

Echo el ancla a mis errores.

Su periplo queda en tierra.

Sobre su ataúd, las flores;

y dentro, el hacha de guerra.

 

Ni bonhomía ni maldad,

ni ocaso ni transparencia,

ni falsedad ni verdad,

ni tan santo ni tan fiera.

La razón y la conciencia

no se casan con cualquiera.

 

Se nos cayó la pasión

que colgaba de una hebra

del tanga con tentación

que llevabas aquel día

cuando la cuarta ginebra

se nos subió al corazón

de aquella copa vacía.

Tu cama me hizo el boicot,

tu boca me hizo la cobra

y tu adiós me dio una coz.

Cualquier comentario, sobra.