Me preguntas si te quiero,
y repites: “¿Qué por qué?”
Te quiero porque te quiero,
sé que siempre te querré.
Mi cariño es verdadero,
y con él siempre estaré.
Te quiero sin argumento,
sin lógica ni por qué.
Me basta con lo que siento,
con mirarte y comprender
que tu amor es mi sustento
y sin ti no sé qué hacer.
Te quiero en cada mañana,
en la luna y su reflejo,
cuando el alma se desgrana
y mi mundo queda viejo.
Eres tú quien lo engalana,
mi razón, mi fiel consejo.
Te quiero sin darle pausa,
ni pensar en el final,
como el río que no causa
más razón que su caudal.
Mi pasión por ti no cansa,
es amor grande y cabal.
Te quiero cuando estás cerca,
y más cuando no te veo.
Mi alma me queda tan yerta
que hasta el aire me da miedo.
Eres mi esperanza cierta,
mi ternura, mi deseo.
Te quiero en cada palabra,
en tus gestos y tu andar,
cuando tu mirada labra
un suspiro sin pensar.
Eres llama que no acaba,
agua dulce de mi mar.
Te quiero sin condiciones,
ni preguntas ni porqués,
con tus luces, tus pasiones,
con tus sombras también, ves.
Te amaré en mis ilusiones
y con ello moriré.