Mi cabello vuela,
secando lágrimas que caen sin permiso.
El viento entra por la ventana,
como si supiera que necesito respirar.
A mi lado, en silencio,
él, que solo me acompaña.
No dice nada,
pero su calor es todo lo que tengo
para no quebrarme.
Ellos ríen a lo lejos,
como si yo no estuviera rota.
Y yo escribo,
porque las palabras me sostienen
cuando nada más lo hace.
¿Se puede sobrevivir a esto?
Tal vez sí.
Con el viento,
con él,
y con esta herida
que se convierte en verso.
© 2025 [Shara Guaranda C]