Imagina a los infantes
recorrer siempre por acá
los mismos lugares y tiempos
regando la semilla de sus corazones de almibar.
¿Qué es lo que nos queda?
¿Luego del inevitable crecer?
¿A dónde van esos sueños
de navegar por el altamar?
Imagina volver a ser un niño
vivir de amor y paz
con la consciencia en el alba
y el corazón en mamá y papá.
La vida en nubes de algodón
soñando en pura felicidad
en jardines de la humanidad
esperando el amanecer para jugar.
Durmiendo en un paisaje irreal
colgando de las estrellas, la luna y Dios
ambientes coloridos de inmensa faz
en primaveras eternas y llenas de amar.
Con los ojos llenos de colores unidos,
Las manos embarradas en pasteles y dulces
Babean azúcar y café; abrazan con intensidad
para contagiar la inocencia y felicidad.
Pobres aquellos niños que terminan corrompidos
por un mundo maldito, que jamás pidieron tener.
Añicos en sus cuerpos crecidos, consumidos por el mundo real
caídos en el suelo de la verdad, y un niño muerto yacerá.
Un verso le entregaré
y junto a él, volveré a soñar
volveré a volar y sentir
y yo igual, moriré al crecer.