Sir. Black Lyon

Corpus Christi (Oblación por antonomasia).

1 Corintios 11:23-26

 

¡Magnánimo portento inefable que en los velos de filigrana, oro y gemas reposas!
¡Oh, Rey de Reyes que reina sobre los que reinan!
Imperio de imperios es tu perenne poder.
No bastan los cánticos seráficos ni de todas las huestes celestiales para alabarte.
Grande es tu Nombre, Señor;
Grande es tu gloria;
Grande es tu justicia;
pero más Grande tu misericordia.

Entre palabras limitadas se encuentra mi alma, Dios mío;
¡cuán inmenso ha sido tu amor al anonadarte!
Todo un Dios quiso también la naturaleza de su criatura;
todo un Dios se revistió de carne.

Mi tres veces Santísimo Dios;
en la Segunda Divina Persona haz venido;
el Verbo se hizo pan; nuevo maná de oblación;
Pan melifluo de eterno deleite que podemos comer para nuestra salvación.

¡Qué haría el humano sino estuvieras velado?
Posiblemente se espantaría como los fariseos;
pero Tú has decidido mantener el misterio;
para que con los ojos de fe veamos a Cristo como en el Empíreo.

Verdaderamente estás en la Divina Forma;
Flagrancia es el amor ágape con el que te haces presente;
en la epíclesis desciendes y te conviertes en pan;
tanta potencia en un pequeño pedazo: salvación y manjar.

Has querido que comiéramos tu carne;
mas hay quienes se rasgan las vestiduras;
pero palabra de Dios y no de hombre es tu mensaje;
ni símbolo ni parábola: Verdad dura y absoluta.

Pan y vino; cuerpo y sangre;
sangre preciosísima que es incomparable;
amor puro; amor divino;
amor loable que libera y limpia el alma del peregrino.

¡En la molécula más pequeña, ahí estás!
En cualquier hora Santa te encuentras, Señor.
Perdona las blasfemias, humillaciones y sacrilegios de los fatuos;
nosotros, tus siervos, te recibimos espiritualmente permutando en amor aquellos actos.

Gracias, Señor mío, por estar con nosotros siempre;
gracias por cuidarnos y guiarnos al Paraíso.
Gracias por quedarte en pan y vino;
gracias por amarnos eternamente.

---------------------------------------------------------------------------------------------------

Eterno taumaturgo, Demiurgo amoroso;
excelso, sublime, majestuoso y loable portentoso.
¡Qué las arpas suenen, que el Cielo y la Tierra se estremezcan!;
¡qué los astros dancen y toda tu creación te alabe!;
¡Bendito bendito bendito seas, Padre celestial!;
poca cosa es el hombre para que te acuerdes de él;
mas con ahínco buscas que no se aparte del bien.

¡Honor y gloria; poder y servicio!
Poderosísimo e inigualable;
Divina Substancia; gloria eterna,
perpetuas letanías de adoración para Ti, Señor.
Arde mi corazón, tu fulgor me oblitera;
esencia sempiterna que impera con nobleza.

Tuyo es todo: tuyo el poder, tuya la gloria, tuyo el imperio, tuyo el conocimiento.
Excelentísimo y nobilísimo Rey;
¿Qué puedo hacer para agradecer la existencia?
Verte con fe y cumplir tu regias reglas.
Estoy condenado a ser libre en amor, mi Señor.
No hay mayor libertad que estar sujeto a tus designios;
pues el ser que se aparta de Ti es idólatra;
buscando la libertad termina en la deshonra.

Místicos añoran verte y sentirte; 
soñando en ser elevados por tus brazos;
el cuerpo les es prisión,
prisión como la custodia que guarda tu corazón.

Divino corazón sangrante y palpitante;
que late por amor en cada instante.
En silencio habitas el sagrario;
aguardando en dar expiación de los pecados.

¡Bendito pecado que me acerca a ti!
Bendita prueba que me torna a tu mirada.
Bendita y perfecta es tu paciencia;
pues solo pido tu gracia para limpiar mi conciencia.

Sea alabado el Santísimo Sacramento;
en todo momento.